Diez pautas para el diálogo
Tomado de More Light Less Heat, por Joseph Phelps.
- Riesgo. Enfrentaremos nuestras diferencias. Consideraremos todos los puntos de vista e información, incluso si entran en conflicto con nuestras suposiciones básicas sobre el tema, y dan lugar a conclusiones que difieren de las nuestras.
- Respeto. Cultivaremos el respeto por nuestros compañeros de diálogo como seres humanos y como hermanos cristianos. Tomaremos en serio las opiniones y convicciones de los demás. No nos cuestionaremos unos a otras en cuanto a la sinceridad o el compromiso cristiano.
- Equidad. No juzgaremos a las personas según los estereotipos populares o por sus expresiones menos admirables. Permitiremos que las personas se definan a sí mismas, en lugar de asumir que las conocemos por inferencia, categorización u observación externa. Les permitiremos tener la libertad de reafirmar, cambiar o ampliar su posición en el curso del diálogo sin interpretar estas acciones como un signo de debilidad o ambivalencia.
- Humildad. Reconocemos que nuestra comprensión de Dios y los asuntos de Dios es limitada y finita. Reconocemos que los temas que requieren diálogo son, a menudo, complejos y ambiguos, incluso cuando parecen sencillos desde un punto de vista particular, y que nadie tiene una respuesta definitiva a la pregunta en cuestión. Evitaremos la presunción de la simplificación excesiva.
- Trabajo en equipo. Trabajaremos fuertemente como compañeros, quienes están del otro lado del problema, para aprender algo nuevo sobre nuestra propia posición, su posición o una nueva posición aún por descubrir.
- Apertura Seremos abiertos sobre la naturaleza de nuestro desacuerdo, y probaremos nuestras suposiciones en cuanto dónde están los puntos de desacuerdo. No juzgaremos la corrección u ortodoxia de una posición únicamente por cómo se relaciona con nuestra posición.
- Escuchar. Estaremos atentos a lo que compartan las personas con distintas creencias o posiciones, e intentaremos escuchar el problema desde su punto de vista. Evitaremos formular nuestra respuesta mientras habla la otra persona. Intentaremos empatizar con el punto de vista diferente.
- Discurso en primera persona. Limitaremos nuestra intervención a la información, los materiales y las pruebas que tenemos a nuestra disposición. Nos centraremos en cómo podemos profundizar nuestra comprensión con la que es diferente a la nuestra, y reduciremos la brecha de nuestro lado, en lugar de preocuparnos o quejarnos de lo que hará o no hará la persona con ideas u opiniones diferentes.
- Profundidad. Exploraremos la complejidad de necesidades, intereses, sentimientos y convicciones que subyacen en las diversas posiciones sobre el tema. Buscaremos los problemas secundarios interconectados y las suposiciones detrás del problema que se presenta. Tendremos cautela con las soluciones rápidas y fáciles, las cuales parecen sanar instantáneamente o convertir a otros a nuestro lado, que simplemente disfrazan el punto de desacuerdo.
- Paciencia. Porque reconocemos que un buen diálogo es siempre una conversación sostenida, nos mantendremos en el proceso, y no evitaremos ni abandonaremos el diálogo.
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