Guía de oración durante las conversaciones valientes
Propósito
Cuando oramos, estamos intencionalmente ante la presencia de Dios. Esta guía de oración incluye oraciones bajo los temas de la unidad, la humildad, la liberación y la sumisión. Si bien tenemos buenas intenciones, es posible que no nos percatemos de nuestro orgullo y autosuficiencia. Jesús nos recuerda: «Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso» (Mateo 11:29, DHH). Más que otra actividad para agregar a una vida ocupada, esperamos que esta guía de oración nos ayude, como individuos y como congregaciones locales, a profundizar en nuestros hábitos de oración, lo que resultará en un cambio de actitud.
En la presencia de Dios, a veces hablamos, y a veces callamos. A veces, venimos con valentía, y otras con gran humildad y arrepentimiento. En la presencia de Dios se nos recuerda que no tenemos todo el conocimiento. En la oración, ante el Dios Trino, nos encontramos con nuestro verdadero yo ante la realidad más cruda: Dios es Dios y nosotros no. Aquí somos falibles, convencidos, alentados y transformados por la presencia de Dios que nos da poder por gracia. En oración estamos rodeados por la gran nube de testigos, y recordamos la diversidad de santos que nos han precedido y quienes están vivos en el cuerpo de Cristo.
La oración, más que cualquier otro medio, será el instrumento de aliento para participar y mantenernos involucrados en las conversaciones valientes. ¡Qué esta guía de oración le provea dirección a usted (y a su iglesia), hacia la gracia transformadora de Dios!
Cómo usar esta guía
Esta guía de oración está destinada para ser usada tanto a nivel individual como grupal. Algunas oraciones usan la voz singular ("yo" o "mi"), mientras que otras usan la voz plural ("nosotros"). Cuando se usan colectivamente siéntase libre de cambiar el plural al singular y viceversa. Esta guía de oración tiene un formato y diseño flexibles. Siéntese libre de adaptarla a sus propósitos. Reprodúzcala según sea necesario.
Algunas oraciones pueden ser útiles para la adoración comunitaria. Si se usa como parte de la serie «Conversaciones valientes en una iglesia local», el cuerpo de la iglesia podría usar ciertas oraciones antes y después de los diálogos sobre la iglesia. Estar comprometidos a orar juntos y los unos por las otras puede ser una fuerza poderosa para la transformación individual y comunitaria.
A través de algunas oraciones podría discernir la necesidad de orar repetidamente. Una práctica podría ser el reproducir las oraciones en su calendario electrónico. De esa manera, en momentos específicos del día, le podría recordar que se detenga y ore.
Otra forma hacer las siguientes oraciones, es elegir una para cada día de la semana. Tal vez, hacer la oración por la mañana, por la tarde y antes de irse a dormir.
INVITACIÓN
Tal vez, haya encontrado oraciones específicas que hayan sido particularmente significativas para usted con respecto a la humildad y a la sumisión. Siéntase libre de compartirlas con otras personas para que también puedan beneficiarse al hacerlas.
ORACIONES
Dios de gracia, declaramos que con nuestras mejores intenciones queremos conocer y hacer tu voluntad. Durante nuestros fugaces momentos de reflexión, nos damos cuenta de que solo hemos hecho nuestra voluntad. En este lugar y en este momento, volvemos a comprometernos a escuchar pacientemente tu voz apacible y delicada aun en el ruido de nuestras vidas ocupadas. Espíritu Santo, danos la sabiduría para discernir tu voz de gracia y verdad. Danos las características y disposición para encarnar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) a través de todo lo que decimos y hacemos. Amén.
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Jesús, tú nos has llamado a amar a todas las personas tal a través de tu ejemplo (Mateo 5:43-44, Juan 3:16). Aunque no nos guste admitirlo, tenemos enemigos, o al menos, los hemos hecho enemigos por medio de nuestro rencor u orgullo. Señor, revélanos las personas por quienes todavía albergamos ira, celos o desprecio. Ayúdanos a ser conscientes cuando se pronuncian palabras y frases que nos causan dolor, para que podamos buscar en nuestro interior tu guía en lugar de recurrir al miedo, al silencio o a contiendas. Guíame hoy a aferrarme fuertemente a tu Espíritu, qué al fortalecerme con tu gracia, muestre gracia y hospitalidad radical. Amén.
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Con demasiada frecuencia, oh Señor, la gente no ha experimentado a la iglesia como un lugar de reconciliación, perdón, humildad y amor. Mi oración hoy es que en donde necesite corrección, reprensión o escarmiento, me ayudes a escucharte y recibir transformación por tu gracia, para que la gente experimente la belleza de tu iglesia a través de mí. Padre, fortalece hoy mi compromiso de escuchar, no solo las palabras de quienes me hablan, sino de escuchar cómo estás obrando en sus vidas. Guíame para escuchar tus verdades y hacia dónde tu Espíritu me está guiando a mí y a las otras personas. Por tu gracia capacítame para tomar la postura de escuchar, de cuidar y de brindar compasión. Qué pueda escuchar lo que estás tratando de enseñarme. Amén.
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Jesús, tú oraste para que tus seguidores fueran uno (Juan 17:11). Más que una simple unidad de creencias, esto debe ser una unidad de misión contigo en nuestro centro, en nuestra base, en nuestro frente, encontrándonos mientras nos amamos y nos servimos unos a otros. Hoy la iglesia existe como un cuerpo fracturado, dividido en miles de denominaciones. Refórmanos, avívanos, renuévanos y enséñanos de nuevo a seguir tu ejemplo: amar con un corazón de servicio. Ayúdanos a perdonar como tú nos has perdonado. Ayúdanos a dejar de lado nuestros rencores, a perdonar a nuestros enemigos, y a tratar a los demás como nos gustaría ser tratados (Mateo 7:12), incluso a quienes pudiesen traicionarnos, así como lo hiciste con Judas y Pedro. Amén.
Con el dirigente rico (Lucas 18:18), tú, Jesús, no retrocediste. Tuviste el valor de nombrar el obstáculo que le impedía tener una relación plena contigo. Señor, háblale a mi corazón hoy, para que escuche cuáles son las barreras que existen entre nosotros: mi orgullo, mi autoconfianza, miedo a la vergüenza, miedo a ser «descubierto o descubierta». Dame la confianza que viene de ser un hijo/una hija de Dios, y dame el valor para dejar ir cualquier obstáculo que cargue; qué en el dejar ir me libere para recibirte con brazos y manos abiertos, y ser transformado/transformada por tu amor dador de vida. Amén.
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Señor, nos llamas a tener la mente de Cristo (Filipenses 2:5). Confesamos que nuestras mentes, a menudo, están distraídas y enfocadas en ocupaciones egoístas. Perdónanos, oh Señor. Qué tu Espíritu Santo nos limpie y renueve –a todos nosotros– desde nuestros apetitos más bajos hasta nuestros pensamientos más apresurados. Qué por el poder de tu gracia podamos reflejar más tu imagen, de modo que nuestros pensamientos, comportamientos y palabras sean imitadores de Jesús, y los demás sean sorprendidos por tales manifestaciones de tu amor. Amén.
Señor, hemos oído decir: «¡Cómo duele crecer!». Y lo es más cuando buscamos crecer en gracia y piedad. Admitimos que con demasiada frecuencia nos convertimos en esclavos de nuestros hábitos, pasiones y emociones. Lo vemos en los demás y, todavía nos sorprendemos después de todos estos años al ver nuestra propia inmadurez e inmadurez. Perdona nuestro orgullo y confianza en nosotros mismos. Qué nuestras palabras sean dadoras de vida, en lugar de agotadoras; alentadoras, en lugar de desalentadoras; llenas de esperanza, en lugar de cínicas; alegres, en lugar de sarcásticas. Ayuda a alguien más a experimentar tu gracia y misericordia a través de mi presencia, acciones y palabras en este día. Amén.
Padre, confieso que no siempre he respondido a tu llamado de mostrar compasión por los demás. Jesús, te confieso que no me he compadecido como he debido. Reproduzco mis pasos en falso, cuando prefieres que me concentre en tu gracia, misericordia y perdón. Cubre mi necesidad de estar «en lo correcto» con tus brazos de compasión, que me recuerdan que ser hijo/hija de Dios no asegura el conocimiento total ni estar sin culpa. Espíritu Santo, renuévame y hazme de nuevo según tu imagen, para que yo muestre tu fruto: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gálatas 5:22-23). Amén.
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Santísima Trinidad, qué pueda ver tu belleza de nuevas maneras. Tu belleza que eclipsa las vistas más hermosas; Tu belleza que debería redefinir cómo pensamos en la belleza: una belleza que se muestra en la forma cruciforme del amor abnegado. Qué podamos contemplar la belleza de quién eres y en quiénes nos estás creando. Señor, con demasiada frecuencia nos sentimos sucios, culpables, temerosos y llenos de vergüenza. En nuestro miedo, ayúdanos a ver la belleza de la vida eterna. En nuestra culpa, ayúdanos a ver la belleza de tu perdón. En nuestra vergüenza, ayúdanos a ver la belleza de tu misericordia. Ayúdanos a ver más allá de lo que vemos, para que podamos vislumbrar la vida hermosa, la comunidad hermosa que modelas para nosotros en el amor del Padre al enviar al Hijo, el Hijo entregando voluntariamente; Su vida al Padre, fortalecido por el Espíritu Santo, que glorifica al Padre y al Hijo. Ayúdanos a vivir en una visión moldeada por la belleza de tu gracia en este día. Amén.
«Que Dios te bendiga con la incomodidad, frente a las respuestas fáciles, las medias verdades, las relaciones superficiales, para que seas capaz de profundizar dentro de tu corazón.
Que Dios te bendiga con la ira, frente a la injusticia, la opresión y la explotación de la
gente, para que puedas trabajar por la justicia, la libertad y la paz.
Que Dios te bendiga con lágrimas, para derramarlas por aquellos que sufren dolor,
rechazo, hambre y guerra, para que seas capaz de extender tu mano, reconfortarlos
y convertir su dolor en alegría.
Y que Dios te bendiga con suficiente locura, para creer que tú puedes hacer una diferencia en este mundo, para que tú puedas hacer lo que otros proclaman que es imposible.
Dios te bendiga, haga visible su gracia en tu vida».
Bendición Franciscana, https://paradagamez.blogspot.com/2008/11/bendicion-franciscana.html.
ORACIONES ADICIONALES
Mil Voces para Celebrar, Himnario Metodista Unido (MVPC) #280, #282, #330, #230, #357.
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